La historia de Ferrari, los ’60 y ’70.

Llegaban los años 60 y en esta década los triunfos y títulos también llegarían para los de Maranello. Temporada de 1961, una temporada recordada con cariño a buen seguro por los italianos ya que, en aquel año, Ferrari se marcaria su primer doblete en títulos, tanto el de pilotos como el de constructores fueron a parar a las vitrinas de la Scuderia.

Von Trip y Phil Hill, una magnifica pareja de pilotos junto con el coche italiano hicieron posible el primer título de constructores para la que es, la más emblemática marca del automovilismo. Lamentablemente, el título de Hill y el de constructores, se vieron ensombrecidos por la trágica muerte de Von Trips en la última carrera de la temporada.

Las temporadas 1962 y 1963 no fueron fructíferas para los pilotos de Ferrari y el modelo 156 no se mostraba tan fuerte, el sexto y cuarto puesto finales en constructores aquellos años fueron buena prueba de ello. Ferrari debía volver a “apretar” y así lo hizo en la temporada de 1964, además, contaban con el mítico John Surtees en uno de sus coches, si bien en la temporada anterior el piloto británico no consiguió sacar más del Ferrari 156, si lo haría del 158 de aquel 1964, hasta el punto de proclamarse campeón del mundo.

Ferrari funcionaba de nuevo, ya que, además del título de Surtees, también ganaron el de constructores, nuevo doblete. A partir de aquí, Ferrari experimentaría una cuesta abajo en lo que restaba de década, a pesar de mantenerse siempre en la pelea, y de cosechar algunos podios, apenas se produjeron victorias de los de Maranello y así, difícil ganar los campeonatos.

Surtees no pudo repetir título con Ferrari, tampoco otro gran piloto como Jacky Ickx se haría con el título en aquellos años para olvidar en Maranello. La década acababa, el balance no era malo, pero podía ser mejor y a pesar de ello, en dos décadas en F1, Ferrari ya llevaba ni más ni menos que seis títulos de pilotos y dos de constructores.

El primer lustro de los años 70 en Maranello fue una sequía de títulos para los italianos, a pesar de contar con algunos de los mejores pilotos de la época como Jacky Icks, Clay Regazzoni o Mario Andretti, la Scuderia lograba ganar carreras y hacer podios, pero no volvía a saborear las mieles del éxito total que dan los títulos. Hubo diferentes versiones durante aquellos años del Ferrari 312 con motor V12, coche competitivo, pero no se acababa de conseguir el éxito pese a la combinación de buen coche con grandes pilotos como si había pasado en los años 50´y 60´.

Todo acabaría con la llegada a Maranello de uno de los mejores pilotos de todos los tiempos, Niki Lauda. El austriaco, además de ser un as del volante era extremadamente metódico. Lauda aterrizó en la temporada del 74 en Ferrari, formando pareja de pilotos con Regazzoni. Las victorias llegaron por parte de ambos pilotos, pero aquello no fue suficiente para que alguno de los dos consiguiese el título, ni para que los de rojo se hicieran con el campeonato de constructores, donde quedaron segundos.

Pero la inercia ganadora de Ferrari volvía a llegar. Para 1975 Lauda y Ferrari se enfrentaban, contra el tiempo, la propia historia de la Scuderia y, sobretodo, frente a otro de los fenómenos de la época, Emerson Fittipaldi. El brasileño ya había ganado dos títulos y con escuderías que ya se habían colado entre las más potentes, Lotus y McLaren.

El Ferrari 312T había sido trabajado al máximo en Maranello consiguiendo una fiabilidad espectacular, el motor bóxer V12 transversal de Ferrari empujaba sobremanera y su colocación en el coche era un punto clave para la estabilidad y prestaciones del conjunto. Ahora le tocaba a Lauda y Regazzoni completar el trabajo en pista.

El comienzo de temporada no fue fácil, pues aún no estaba preparado para debutar el 312T, pero a partir de que Lauda y Regazzoni pudieron contar con el nuevo monoplaza, la cosa se enderezó. Monza fue la coronación de Lauda, no podía haber mejor sitio para que Ferrari reconquistara el título que en el Gran Premio de Italia. Lauda firmaba su primer título y Ferrari se hacía con uno más de constructores.

El año 76 parecía un camino de rosas de nuevo para Ferrari y Lauda, las victorias no paraban de llegar, hasta el trágico y casi mortal accidente del austríaco en Nurburgring. El joven James Hunt, rápido, muy anárquico, pero eficaz en su conducción y al volante de un McLaren, remontó en la lucha por el campeonato. Pese a las victorias de Lauda antes de Nurburgring para llegar al final de temporada, Hunt llegó en disposición de arrebatarle el campeonato del mundo a un Lauda, que milagrosamente se había recuperado para volver a la pista.

Hunt y Lauda se jugarían el mundial en la última carrera en uno de los finales de campeonato más emocionantes de la historia. Lauda, en una carrera protagonizada por la lluvia acabó abandonando y Hunt se haría con su único mundial.

La temporada de 1977 fue movida en Maranello, Regazzoni dejó Ferrari y Reutemann acompañaría a Lauda en pista. Pero no era rival para el austríaco, el cual, a pesar de que sus relaciones con la Scuderia se habían deteriorado, se mantuvo sereno y consiguió podios y tres victorias para apuntarse un nuevo título en un campeonato marcado por su gran regularidad. Aquella, sería la última temporada de Lauda en Ferrari.

Para el año 78, la pareja de pilotos de la Scuderia, sería la formada por otro mito de la F1, Gilles Villeneuve, y Jody Scheckter. Aquel año, pese a que había también gran talento al volante, ninguno de los dos campeonatos se consiguió. Pero el final de la década le brindaría un nuevo doblete a los de Maranello, el título de pilotos se lo adjudicaría el sudafricano pese a que quizá, nadie apostaba por él antes de llegar a Ferrari, ni tampoco era el favorito una vez al volante del coche rojo.

Villeneuve era todo valor, protagonizó carreras de leyenda, pero finalmente ambos consiguieron tres victorias y la regularidad de Scheckter le hizo campeón. Rivales pero a la vez grandes compañeros de equipo, esa buena “sintonía” y las seis victorias que entre los dos consiguieron fueron el detonante del sexto título de constructores para los de Ferrari y el noveno de pilotos al final de aquella década.

Escrito por Dani Guillen

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